Sí. Esto ocurrió durante el primer semestre del 2002. Como exigencia del curso “evaluación de proyectos”, era necesario evaluar uno en una empresa determinada. El problema comenzó cuando los objetivos del profesor divergían de los del gerente de la empresa. Por un lado, hacía lo que la empresa me pedía y, por el otro, debía rendir cuentas de lo elaborado al profesor. Sin embargo, el profesor buscaba otra cosa y no evaluaba mi desempeño correctamente. Para solucionarlo, planteé el problema a la empresa con el fin de que ésta me entendiera y cambiara su rumbo de acción con respecto a mis actividades, pero no sucedió así. De esta manera, conversé mi situación con el profesor y éste optó por tener que evaluar mi desempeño con otro criterio, más semejante al de la empresa.
En una carrera como la ingeniería, la gran mayoría de las asignaturas requieren de mucho estudio. Si lo que más me ha costado aprender significa darle más horas de estudio, sin lugar a dudas que álgebra lineal ha sido lo más difícil. Sin embargo, la rama eléctrica (en general) de la malla curricular fue lo más difícil de entender.
Cada vez que repruebas un ramo o te sacas mala nota en una interrogación, desde mi punto de vista fracasaste al aprender algo (quizás no lo aprendiste en ese momento). Situaciones como estas pasan a diario. No obstante, recuerdo (entre varias) una situación en particular a la que le dediqué un enorme esfuerzo; aprobar el ramo “introducción a la Optimización”. En esa ocasión, pienso que realmente entendí el curso, sin embargo lo reprobé.
Más que una asignatura específica, lo que más me ha gustado y que me sigue gustando tiene relación con la modelación de situaciones reales a través de algoritmos y modelos matemáticos. Desde la programación matemática y estocástica, hasta la gestión de operaciones y análisis de mercado (marketing).